miércoles, 14 de julio de 2010

La adolescencia y el teatro

Grupo Parroquial

Payaso "Rocotito"

Chalán

Soldado Chiricuto

miércoles, 2 de junio de 2010


Mino.

"Cuando uno ha amado a la persona que otros siguen amando, hace que uno sienta el tibio calor del recuerdo y esa compañía es muy vigorosa y cierta."

María Koda
Viuda de Borges

miércoles, 30 de abril de 2008

Día del Sicólogo


Cómo definir a un buen sicólogo? Es alguien profesionalmente correcto o humanamente acertado? Humberto fue un gran sicólogo porque fue un gran esposo, gran padre, gran hijo, gran hermano y gran amigo, y celebrarle por su día es celebrarle como una persona completa. Sus consejos exactos y su disposición de escucha no nacieron de las aulas universitarias, de libros subrayados compulsivamente, de una mente cerrada; nació de una vida entera. Entonces... Se puede ser buen profesional si el resto de la vida no se refleja en su tabajo? Para mi padre no. Nació para tratar con la gente, nació para buscar bienestar desinteresado de los demás y conocía los poderosos efectos del buen humor.

Los rostros de agradecimiento de mucha gente hacia él vienen a mi mente como luces que me ciegan. Mientras caminaba por la calle de su gran brazo, orgulloso, sonriente, gordo de felicidad, muchos se detenían a agradecerle por una y otra cosa, él concluía bromeando. El día del entierro, rostros de agradecimiento y de dolor se repetían en centenares que desfilaban lentos por una colina hacia el cementerio. El canto de muchos fue su homenaje. Todas sus enseñanzas calaron en nosotros y por eso siempre vivirá.

Hoy lo saludamos junto a todos los sicólogos que diariamente hacen de su trabajo un modo de vida completo.

FELIZ DIA!

jueves, 6 de diciembre de 2007

Siempre con nosotros



Quiero Iniciar este texto con una disculpa. Cuando se creó este espacio era también para mantenerlos cercanos a nosotros y puedan llegar a ustedes nuestros rostros e historias, en especial, las de mi papá y el estado de su salud. Siento mucho que este post tenga tanto retraso, pero, y espero comprendan, se necesita mucho coraje para digitar las teclas y armar estas frases.

El Sr. Humberto Rodríguez Macedo, luego de una vida llena de felicidad, luego de recibir todo lo que pudimos darle, falleció el miércoles 14 de Noviembre del 2007 a las 2:15 de la tarde, mientras mis ojos contaban los segundos de una lenta respiración, mientras mi familia estaba en su entorno. Nunca estuvimos solos, la familia y los amigos fueron un apoyo constante y fuente renovadora de las fuerzas. Al día siguiente, luego del velatorio acá en Lima, lo llevamos a la ciudad de Tarapoto para enterrarlo en el distrito de la Banda de Shilcayo. Al llegar al eropuerto, el sol y los amigos nos recibían.

El velatorio fue hasta el día siguiente (viernes), día en el que recorrió la ciudad: Colegio Virgen Dolorosa, Municipalidad Provincial de San Martín y Asociación de Municipalidades de la Región San Martín (AMRESAM). Lugares donde fue muy querido, lugares a los que dedicó su labor. A las 3 de la tarde nos dirigimos a la Iglesia de La Banda para luego dirigirnos al entierro en el cementerio del mismo distrito. Mientras le dedicábamos cantos su cuerpo fue enterrado. Fue el mayor momento de paz alcanzado por mi familia, sabiéndonos juntos, confiados de que todo lo podemos si caminamos de la mano, sabiendo que le dimos todo lo que pudimos darle, sabiendo que vivió la vida que siempre quizo, sabiendo que disfrutó de su trabajo, de su familia y de grandes amigos. El viernes 16 de noviembre, hasta las 6 de la tarde, la familia Rodriguez Ruiz Córdova cantó, cantó con paz y cantó con fe. La muerte jamás se llevará su recuerdo. El amor y la gratitud recibidos durante estos días han sido más fuertes que ella, y han logrado hacer inmortal a un hombre que vivirá por siempre en las pupilas de las más de 300 personas que fueron al entierro, de aquellas que no pudieron ir, de aquellos que lo recuerden con alegría y de los que aprendan de él. La historia no ha concluído, esta página no se cerrará. Este es el incio de todo, es el momento de construir y desde acá les contaremos sobre su vida y sobre su lucha.

Humberto Rodríguez Macedo fue un guerrero admirable hasta el último segundo de su vida, hasta el último cartucho de sonrisa, hasta la última gota de amor. Jamás se quejó de la enfermedad; su paciencia, digna de un santo, nos daba tranquilidad. Un hombre valiente en la vida, ante la muerte de mi madre, ante el fusil del terrorista, ante la enfermedad, ante su propia muerte.


Recordémoslo con alegría.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Situación actual

Amigos:

El sr. Humberto Rodriguez, mi padre, está ya en la última etapa de la enfermedad. Sus pulmones están llenos de líquido por el derrame pleural. No pueden drenarlo, no pueden intervenirlo, no pueden tocarlo. Sólo podemos controlar con oxígenos y calmantes. Él en este momento descansa con los calmantes y desde cama, dormido habla y recuerda a su querido San Martín y a muchos de ustedes.
Queridos amigos, los que crean en Dios, en Buda, en Alá, en Jehová, en la materia que no se destruye y se transforma, en el alma pura o en la tecnología; denle por un momento otro curso a su fe, a su esperanza, a su creencia, y fijen el rumbo hacia mi papá. Oren, piénsenlo, recuérdenlo riendo, recuérdenlo tomando el pelo a los demás, recuérdenlo buscando paz, no lo olviden, deséenle lo mejor y recuerden las cosas que con el ejemplo ha enseñado.

Familia Rodriguez.


domingo, 4 de noviembre de 2007

Iniciándonos




Aún tengo la sensación de que hace sólo unos días atrás cenábamos en el tambo de la huerta junto a mis tías. Celebrábamos el día de los Reyes Magos, entrábamos al 2006. Pedimos perdón por las faltas cometidas, agradecimos por un nuevo año y agradecimos por todo lo que Él nos daba. Mi padre reflexionaba mientras reía, mis tías reían y lloraban recordando quizá todas las cosas que son capaces de acontecer en un año. Mi madre, sensata, agradecía con un poco de temor, todas las bendiciones que teníamos eran dignas de un sueño (Mi madre goza de un sexto sentido muy desarrollado) Yo sentía una profunda paz. Había dejado muchas cosas atrás, no había ninguna prisa en regresar a Lima, el año había terminado de manera accidentada. Pero qué es el hombre sin esperanza? Otro año se inauguraba junto a la familia mientras sentía el aire caliente que la tierra exhala, feliz por el reencuentro. Derrepente, esa noche, sentía que la felicidad entraba para quedarse. La mesa estaba llena de comida hecha por todos y la brisa corría acariciando. Otras imágenes venían a mi mente. Muchos años atrás, en el barrio de la calle Gregorio Sánchez a Don Humberto los niños lo llamaban Don Profe. Una pequeña generación que vivió al rededor de lo que él organizaba (Carnavales, Halloween, dinámicas, concursos, juegos, caminatas a la laguna venecia) no le satisfacía anteponer el "Don" a su nombre, sino que le agregaban el "profe". Mi papá era un niño más entre nosotros. Mi infancia y la de mis hermanos fue más que afortunada. En ese momento me di cuenta que había crecido, que habían pasado los años, que me había hecho severa, que hoy nos sentimos más grandes, más serios, nuestros huesos más largos y nuestras preocupaciones más pesadas, pero si hay algo que debía aprender de mi infancia y de mi padre es que nunca debemos dejar de ser niños. El 2006 empezaba con buen pie.

En febrero del mismo año, una placa de rayos X hizo que la vida cambiara por completo y no parara ni bajara la velocidad hasta el día de hoy. Las células se multiplicaron sin darnos cuenta, el cáncer había entrado a convivir con nosotros. Sin embargo, nuestra escencia no ha cambiado. Es por eso que toda mi familia ha deseado construir este espacio, no sólo para recordar lo pasado, sino para vivir cada segundo de felicidad en el presente. Para que todos ustedes, amigos, sepan qué cosas vivimos, qué grandes felicidades de pequeños momentos somos capaces de sentir. Y que sigan aprendiendo de la VIDA de un hombre que jamás se irá de nosotros. Siempre se quedará en nuestras risas, nuestras memorias y nuestras luchas. También es un espacio de agradeciemiento. Gracias a todos aquellos que estuvieron desde los inicios de nuestra historia como familia, gracias a los que se sumaron en el camino y formaron parte de nuestras vidas, gracias a los que hoy, a pesar de la distancia, nos apoyan y nos dan fuerzas, gracias al que recién conoce de nosotros y entra a este espacio, porque extenderá la vida en la memoria.


Los invito a entrar siempre a esta sala de historias alternadas.

Familia Rodriguez Ruiz Córdova Torres